Hace un mes todo cambió en casa.
Hace un mes soy mami de a tres, y recuerdo que en posts anteriores les contaba los miedos y sensaciones que tenía por la llegada de un tercer bebé a nuestra familia. Hace un mes, a las 7.57 am, todos los miedos se disiparon, tan solo con verle la carita al cuarto amor de mi vida. Por fin las dos rayitas en la prueba de embarazo, las nauseas, las pataditas a oscuras, los movimientos dentro mío tenían cara, nombre y apellido: Valentino Corrales.
Si, tenía mas amor dentro mío para dar. Lo vi y fue sentir la magia del amor a primera vista otra vez, tal como paso con el papá y los hermanitos mayores.
Supe que una mujer es capaz de enamorarse mas de una vez perdidamente. Verlo, tan chiquito, tan indefenso, tan desconcertado porque de un momento a otro entraron a su cómoda casita y lo sacaron a un mundo loco, un lugar lleno de flashes de las cámaras que querían captar el momento, lleno de voces, de movimiento.
Hasta que lo pusieron en mi pecho, y por arte de magia nuestros latidos se sincronizaron nuevamente. el mundo se paro para nosotros, eramos uno de nuevo y le prometí, susurrándole que así sería para siempre.
Llegaron los hermanitos, y si, me terminé de convencer que la felicidad plena esta hecha de momentos. Que momento tan mágico.
Él, yo y nuestros tres frutos. Realmente, y no me cansaré de repetirlo, la maternidad es un regalo, un milagro que vivimos a diario, la mejor manera en que la vida nos dice, no está todo perdido mientras haya una mamá con su hijo: amor verdadero para siempre.
Pero junto a esta hermosa experiencia, junto a toda esta magia, también llega la cuota de realismo. Las hormonas se alocan y hacen que las lagrimas y frustraciones fluyan rápidamente.
Los celos, comprensibles en niños que sienten que les están quitando territorio y los brazos de mamá, comienzan a manifestarse de una manera distinta. Los dolores de una lactancia que recién empieza, sacrificios que toda familia debe pasar.
Madrugadas, rutina, horarios cambiados, cansancio, paciencia en peligro de extinción, ojeras, dolor post operatorio, mencione cansancio? Mil cosas que llegan junto a la magia.
Si, somos madres poderosas; si, es un milagro hermoso, pero no todo es color de rosa. Somos únicas, pero humanas.
Estamos llenas de amor, pero nuestra paciencia no es a prueba de balas… pero hay algo demasiado cierto y es lo que he aprendido en este mes, siendo mami “terceriza”… la maternidad saca lo mejor de ti.
Cuando siento que no puedo más, aparece la ocurrente broma y pícara sonrisa de uno de mis enanos. Cuando la paciencia esta en su mínimo punto, aparece esa mirada pura y llena de amor.
Cuando el cansancio es enorme y siento que no puedo levantarme mas, me topo con un par de ojazos que me llenan de luz. Son entonces mis hijos, mi mejor cargador de batería para seguir física y emocionalmente.
Son ellos, que salieron de mi y que tienen un pedazo de mi corazón latiendo con el suyo, los que sacan lo peor y mejor de mi. Los que me han cambiado, me cambian y me cambiaran la vida para siempre.
Hace un mes, mi vida cambió por completo. Crecieron las responsabilidades, aumento el cansancio, pero aumento el amor.
Aparecieron miedos y frustraciones, pero aprendí a disfrutar mas la vida. Hace un mes nació mi bebé y me hizo mamá de a tres, pero sobretodo hace un mes nación una nueva versión de mi, mas humana, mejorada, mas madura y llena de amor pleno.