El 7, número de la suerte, número mágico, número cabalístico. 7 días tiene la semana, 7 son las maravillas, en 7 días Dios creó el mundo… 7 años han pasado desde que ésta mamá nació.
Me parece increíble estar sentada frente a esta computadora 7 años después y ver como cambió mi vida. Hace siete años las pequeñas grandes patadas que en mi vientre sentí, tenían cara. Te vi, suspiré y me enamoré. Un 16 de febrero, misma fecha 64 años después, nacía el otro hombre de mi vida. No era él que me daba la vida, pero sí quien me haría comprender todo.
7 años pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Una vida, tu vida. Hoy cumples años tú, pero también los cumplo yo. Cumplo 7 años en este curso intensivo, cumplo 7 años de vida, la verdadera vida… porque al nacer tu, me hiciste nacer a mi, le diste sentido a todo y nada volvió a ser igual.
Mientras tu aprendías a vivir fuera de tu burbujita, yo aprendía a amar sin condiciones. Mientras tú respirabas tranquilo en mis brazos, a mi se me aceleraba el pulso de alegría. Mientras tu abrías los ojos al mundo, yo miraba al que era “mi mundo” en ese momento.
Mientras tu aprendías a sentarte, yo corría por una cámara, me convertía en fotógrafa profesional y en tu fan número uno. Porque con cada balbuceo, me volví una mantequilla derretida de amor. Porque en cada desvelo, en cada suspiro de cansancio, en cada noche de rutina acabada… estaba aprendiendo a vivir la felicidad a pleno sin darme cuenta.
Mientras aprendías a dar tus primeros pasos, me enseñabas a mi a como caminar de verdad. Porque mientras creías que me cogías fuerte la mano para sentirte más seguro, era yo la que se colgaba fuerte de tu mano con los latidos a mil por hora. Eras tú el que me estaba enseñando a andar, a vivir y a avanzar.
Con cada “mamá” salido de tu boca, a pesar del cansancio o mi impaciencia, me estabas dando vida. Y ahora, 7 años después, quisiera retroceder el tiempo para pasar por cada momento lentamente. Hoy reniego de no haber tenido esta madurez para disfrutar más cada momento. Hoy me encantaría no ser esta madre imperfecta, hoy me encantaría poder ser más para ti.
Hoy solo puedo prometerte ser mejor para ti. Tener la entereza que tuviste al ascender a “hermano mayor”. Tener la paciencia que tienes tú para ceder tu espacio y tus juguetes solo para complacer a tus hermanos. Tener la nobleza que brotan de tus ojos. Tener esa sensibilidad que salen con tus palabras. Hoy quisiera ser maga y poder retribuirte todo lo que me has dado en estos 7 años.
Tu creces a pasos agigantados, tan rápido que a veces siento que no puedo ir a la par. Que aunque hayamos “nacido” al mismo tiempo y yo esté para enseñarte, me enseñas más tú a mi.
Mi vida, mi hijo, mi amor. Hoy celebramos tu vida, porque con ella das vida a la nuestra. Con tu sonrisa pícara, nos haces sonreír. Con tu tierno corazón nos acaricias el alma. Con tu mirada nos iluminas. Con tus progresos nos hacer sentir los más orgullosos. Y con estos 7 años nos diste un curso intensivo de como amar sin condiciones.
Naciste tú, pero también nació esta mujer, esta persona; me convertiste en eterna y poderosa. Naciste tú, y nació esta mamá a la que no le alcanzará la vida para agradecerte todo lo que me diste.
Te amamos Facu!