Mami regresa al trabajo

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Cuando llega un hijo a nuestras vidas la cambia por completo. De verdad no volvemos a ser las mismas y ya no podemos vivir sin ellos. Pero muchas veces, tenemos que, por un motivo u otro, separarnos y dejar de cuidarlos por unas horas. Ahí nos nacen mil preguntas sin respuesta. Estará bien? Me extrañará? Como hago con la lactancia? Con quien se quedará? Y podría no terminar nunca.


Tal vez yo no sea la más autorizada para hablar del tema porque no trabajo y son muy pocas las veces que he tenido que dejar a mis hijos, pero lo he hecho. He viajado, he estudiado y hasta he estado internada en el hospital. Gracias a Dios tengo a mi mami y a mi hermana que han podido cuidarlos, y a un esposo maravilloso que me ha ayudado siempre. 
El problema mas grande, creo yo, al dejar a nuestros hijos es que, sin querer y sin darnos cuenta, nos sentimos mal nosotras. Llegamos muchas veces a sentir culpa y hasta sentimos “malas madres“. Aunque nuestro deseo sea quedarnos para siempre con ellos, también está la necesidad de salir a trabajar, estudiar o desarrollar cualquier actividad que nos haga crecer como mujeres o nos ayude a pagar los gastos de casa. 
Y llegado el momento, en el que esa corta licencia de post maternidad se acaba y tenemos que dejar a nuestros bebés indefensos para seguir trabajando, cómo hacemos para llevarlo de la mejor manera? Acá les dejo algunos tips recolectados por experiencia propia y por lo que he podido observar en gente cercana que ha pasado por esto:

1. Encontrar a alguien de confianza que pueda cuidarlos. Lo ideal sería el esposo, nuestra madre o suegra. Pero algunas veces no contamos con esa suerte, así que nos toca buscar una buena niñera. Para esto, les aconsejo, buscar a una meses antes de regresar al trabajo, inclusive antes que nazca el bebé. Esto nos ayudará a probarla, sentirnos seguras nosotras con respecto a ellas y que la persona, ahora encargada del bebé, sepa toda la rutina, gustos, alimentación y pasos a seguir para cuidarlo de la mejor manera. Además nuestro enano la encontrará familiar.
2. La lactancia y el trabajo, son compatibles? Totalmente. Si la forma de alimentar a tu bebé que has escogido es la lactancia materna exclusiva, no tienes porque cambiarla o dejarla. Sólo necesitas un buen extractor de leche, mucha paciencia y un buen congelador. Unas semanas antes de regresar a trabajar, puedes ir haciendo tu banco de leche. No importa si te sale menos de una onza, poco a poco podrás ir llenando lo necesario. Además, puedes llevarte el “sacaleche” al trabajo y darte un tiempo máximo cada tres horas, para estimularte la bajada de leche y seguir almacenando. Es un trabajo pesado, pero vale la pena. En Internet podemos encontrar mucha información al respecto. Si has decidido otra forma de alimentación, bien por ti. Lo importante es tu tranquilidad y la del bebé, nunca te dejes llevar por alguna crítica o consejo. 
3. Actitud positiva. Hay que vencer los miedos. Aunque no lo creas, nos hacemos más problemas nostras mismas que el bebé.  Hay que salir de casa pensando en que todo saldrá bien. No nos dejemos llevar por el sentimiento de culpa que, inevitablemente, sentimos al cruzar la puerta. Nosotras debemos transmitirle seguridad a nuestros hijos. 
4. Tiempo de calidad. Evidentemente, nuestros hijos pasarán menos tiempo con nosotras, eso quiere decir que debemos optimizar al máximo el tiempo que podamos tener con ellos. Que el sienta que al regresar a casa, es el momento de mamá y él. Ya el trabajo y el resto de problemas quedan fuera. 

5. Un cambio a la vez. Tratemos que la vuelta al trabajo no coincida con otro cambio más. Así no experimentará más cosas, y le será más fácil asimilarlo.
6. Háblale. No importa la edad que tenga, siempre lo mejor hablarles aunque creas que no te entiendan. Siempre digamosle la verdad, la razón y asegurándole que regresaremos a casa. Nunca les mintamos, es peor para ellos darse cuenta de la mentira y de que no estamos. 

7. Tiempo para tí. Aunque suene contradictorio, trata de tomarte un tiempo para ti y relájate. Sea un café en la cocina o una ducha un poquito más larga que la de costumbre. El trabajo, el estar lejos y el llegar a casa a cumplir con más responsabilidades y que haceres, puede realmente ser agotador. Es mejor que nos demos un pequeño respiro para encontrarnos siempre con nostras mismas.

8. No somos las mejores. No creamos que somos las únicas y perfectas para hacer todo. Podemos equivocarnos. No pretendamos ser capaces de hacer todo, hay que aprender a delegar también. 
9. No nos dejemos llevar por los expertos y los libros. A veces nos matamos por cumplir lo ideal que nos dan los expertos, los libros o lo que, nos dicen, debe hacerse. Somos humanas. No siempre todo debe ser blanco o negro, podemos dejarnos llevar por nuestro amor e instinto. Sintámonos seguras con lo que pensamos y decidimos. Contra más seguras estemos nosotras, más tranquilos y seguros crecen ellos.
Mucha paciencia, amor y fe en que todo va a estar bien. Es solo un proceso de cambio al que pronto nos acostumbramos. Es difícil, sí. Pero muchas veces necesario. Ese sacrificio que se hace, es por el bien del bebé y de nosotras, más adelante nos daremos cuenta que es un gran ejemplo el que le dejamos.
Suerte!

Un beso!
Sara

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