Luciana, la mami guerrera!

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Lo que más quería cuando nació la idea de escribir un blog con y para ustedes, fue que se volviera una comunidad de verdad, donde las mamis pudieran no solo leer mi vida como mamá, sino se sintieran parte de esto y contarán su historia.

Empezar a escribir esta sección del blog, si se puede llamar así, contando la historia de Luciana, se que no solo es buen augurio, sino también es un motivo de orgullo para mi. Lu no solo es parte de esta comunidad, sino también mi amiga, mi hermana de problemas, de fe en la vida y mi ejemplo de fortaleza y superación de problemas.

Yo sé su historia de vida, de como salió adelante venciendo al cáncer que llego a su vida muy joven, y como luchó con todas sus fuerzas y fe para lograr su máximo sueño: Ser mamá. Conozco sus lagrimas, sus miedos; pero también su optimismo, su manera de afrontar la vida con una sonrisa, con coraje, con lucha… Cada vez que tengo un problema, que me bajoneo, solo recuerdo su sonrisa, sus palabras y su “ten fe Sari, Dios todo lo puede!”

Y si, Dios todo lo puede y su increíble fe y amor por la vida fue premiada con una hermosa niña, de tierna sonrisa y sé, que con la misma garra y amor por la vida que su mami! Acá las dejo con la linda historia de Luciana y Rafaella!

“Hace unos meses nació, POR FIN, mi hijita. “Mi hijita” que lindo suena, que lindo se escribe, que lindo todo. No pude escribir antes, hasta hoy porque no encontraba las palabras justas para definir esta clase de amor. No hay descripciones que le hagan justicia a una bebé tan hermosa. Tampoco creo que exista en el diccionario una palabra que explique lo que uno siente cuando pensaba que no sería mamá nunca y hoy cargas una bendición en los brazos.

El día más feliz de mi vida comenzó a la 1 am un 17 de noviembre. Tenía un dolor incómodo cada 5 a 6 minutos. Mi doctor me dijo que espere 2 horas antes de ir a la clínica. Esperé, me bañé, me laceé el pelo (por las puras) me depilé, me puse color en los cachetes, terminé de hacer mi maleta . Llamé a mi esposo (que estaba en Cajamarca). Tuve tiempo de sacar a Sam, mi hijo perruno, a pasear, y luego nos fuimos. En ese momento, ya todos sabían que estaba en la clínica, todos nerviosos y emocionados. Creo que como yo, nunca pensaron en que saldría embarazada, al menos no tan rápido.
Me revisaron: 2 de dilatación. “Te quedas, hoy das a luz”. Llame a mi esposo, consiguió vuelo, todo era perfecto!

Me subieron a Sala de preparto y empezaron a monitorear los latidos de la bebé y las contracciones. Hoy puedo decir que es verdad cuando dicen que las contracciones se sienten como muchos huesos rotos a la misma vez. Es 1000 veces peor que un dolor de muelas y 8000 veces más que un dolor de estómago.

Llegó el papá y fui feliz! El estaba ´más nervioso que nadie, aunque decía que no. Veía su cara de emoción, mezclada con ansiedad, falta de sueño, hambre, miedo, nervios. Y después de cada contracción, se ponía más blanco.

Me rompieron la fuente para acelerar el trabajo de parto, efectivamente, las contracciones se pusieron aún mas intensas y las lagrimas salían y salían de mis ojos. Nunca me voy a olvidar cuando el Doctor me dijo: “Completa 10 de dilatación, llévenla a sala. Toda mi familia pegada a la ventana de la sala sonriendo, mi esposo en su “cancha” de doctor con su cámara y el celular para las fotos. Yo sintiendo una bola de bowling que empujaba hacia afuera. Fue el primer momento donde estuve nerviosa. Iba a tener la primera “cita” con lo que tanto soñé en la vida.

Si pensaba que las contracciones eran duras, pujen para que salga una gordita de 3.285 kg y 52 cm por AHI. El doctor gritaba: “Tu puedes, tiene que salir en este pujo”. El papá diciéndome: “Ya se le ve la cabeza, puja!” Y yo pensando: “Son hombres, ellos no tienen que pasar por esto y todavía me gritan!”

Al quinto pujo, después de 12 horas de labor de parto, sentí que se me salía el alma, y oí: “No pujes más” y sentí como una vida salía de mi. A la 1.48pm nació mi hija!

Explicar lo que sentí cuando la escuché llorar, es inútil, no hay palabras, no existen. Me la pusieron en el pecho, las lagrimas caían de mis ojos, no volví a sentir dolor en ese momento, solo éramos ella y yo. Ella morada, casi llegando a rosada y yo verde casi blanca. No importaba, solo se sentía amor en ese momento.

Luego de ese momento, caóticamente hermoso, lo que sigue es no dormir, pezones con sangre, puntos que no se curan, infecciones, etc. Pero saben? Con Rafaella todo vale la pena.

Nos vamos acostumbrando la una a la otra. Ya identifico cuando llora de hambre o cuando es por sueño. Ya se que posiciones le gustan más, ya tiene un horario que trato de seguir para que se sienta tranquila, ya la baño como si fuera una muñeca, ya levanta el cuello como si tuviera 4 meses, ya me siento orgullosa de ella y, definitivamente, vivo enamorada y me siento completa a su lado.

Me falta aprender mucho de mi gordita, pero poco a poco se que seré la mejor mami para ella… Ella siendo tan chiquita, es lo mejor para mi, me da todo lo que necesito para ser feliz. Llena mi vida. Hace feliz a toda mi familia y todos a aman y eso me hace feliz a mi. Pero hay algo que es definitivamente cierto: “Nadie nunca sabrá como te amo yo, pues solo TU has oído mi corazón desde adentro”

Gracias  a Dios por ti!”

Y gracias a Dios existen mamis como tu Lu, y ángeles en la tierra como Rafi!

Espero que les haya gustado la historia de Luciana, y que se sientan identificadas!

** Si alguna mami se siente orgullosa de si misma, y de su maternidad y quiere compartir su historia, escríbanme al INBOX o a deprofesionmamablog@gmail.com

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